martes, 22 de mayo de 2012


Gurú

            Antes que nada quiero aclarar que lo que aquí escribo nace de mi vivencia y conclusiones personales. Es algo obvio que lo que alguien escribe no es un absoluto, pero no es tan obvio para personas que se manejan con la idea de que existe una verdad absoluta y que alguien puede señalarla. Para estas personas si alguien ha señalado una verdad absoluta todo lo que se pueda decir después ya no vale o entra en conflicto, por lo tanto demuestran que no tienen la verdad absoluta.

            No es mi idea empezar con acertijos, sino acercar una visión acerca del maestro espiritual y su forma de actuar, así como las técnicas básicas del falso gurú. Hay quienes dicen que si el gurú es falso y el adepto es un verdadero buscador tarde o temprano este se dará cuenta y seguirá su camino. También dicen que si el gurú es verdadero y el buscador falso entonces no hay con qué darle, el buscador nunca encuentra.

            Sea como sea debemos pensar en porqué buscamos fuera algo que ya somos. Tanto fuera o dentro hay una búsqueda y por lo tanto una división de la mente entre lo que busca y lo que es buscado. No se puede buscar lo que no se ha tenido, se busca lo que ya está en nosotros, pero al proyectarlo fuera nos dividimos y entramos en la mecánica del tiempo psicológico.

            Pero está la idea de que existe el iluminado, alguien que ya posee eso que buscamos. Otra vez la división: “él lo tiene y yo no lo tengo”, nuevamente estamos separados entres yo y tú.

Se le preguntó a un Maestro:
 -¿Cual es el camino?
 -¡Qué magnífica montaña!-dijo, refiriéndose a la montaña donde tenía su retiro.
 -No os pregunto acerca de la montaña, sino acerca del ca­mino.
 -Mientras no puedas ir más allá de la montaña, no podrás encontrar el camino-replicó el Maestro.
 Otro monje hizo la misma pregunta a ese mismo Maestro:
 -¡Allá está, justo delante de tus ojos,-respondió el Maestro.
 -¿Por qué no puedo verlo?
 -¡Porque tienes ideas egoístas!
 -¿Podré verlo, Señor?
 -Mientras tengas una visión dualista y digas: Yo no puedo, y así por el estilo, tus ojos estarán obscurecidos por esa visión relativa.
 -Cuando no hay ni yo, ni tú, ¿se le puede ver?
 -Cuando no hay yo ni tú, ¿quién quiere ver?

Dice Buda: “No hay iluminado, sino actividad iluminada”

            No hay “alguien” en esa iluminación, no hay un “alguien” en la meditación, no hay un “alguien” en la paz y la calma, no hay un “alguien” en el éxtasis, no hay un “alguien” en la magia.

            ¿Si no hay todo eso porqué hay un iluminado? Porque nosotros lo vemos así. Y entonces surge la pregunta ¿quién dentro nuestro ve así al iluminado? No la voy a responder, se las deja para cada uno. La iluminación de Buda nunca ocurrió y siempre está ocurriendo, no hay principio ni fin. La idea no es hablar de la iluminación, sería incoherente hablar de lo que no se puede hablar, pero sí vamos a hablar de quienes se las mandan de iluminados. Pero también tenemos que hablar de nosotros que se supone somos los buscadores del conocimiento. ¿Por qué buscamos conocimiento? Porque creemos que eso nos va a dar algo. Si pensamos así estamos viendo las cosas como un proceso adquisitivo, obtenemos algo para usarlo en otra cosa. En este último razonamiento hay control y en el control hay poder. Podemos decir que buscamos poder.

            Además tenemos el problema que estamos apegados al entender, necesitamos entender y creemos que la iluminación se trata de eso, algo que entenderemos y desglosaremos con la mente, eso también es control. Si entiendo entonces estoy controlando, procesando. Dice el Katha Upanishad:

Lo concibe, quien no lo concibe;
Quien lo concibe, no lo concibe.
No lo entienden quienes lo entienden;
Lo entienden quienes no lo entienden.

            De manera que hay dos personajes en este análisis: el buscador y el iluminado. Dice el Tantra de siempre: “Shiva es el gurú, Shiva es el discípulo”. De manera que no habría en realidad dos personas en esta relación, sino una.

            Comencemos entonces con las ideas que manejamos acerca de la relación con el gurú:

Hay un gurú iluminado

            Esto nos deja con que esa persona tiene algo que nosotros no tenemos. Él está iluminado y yo no, de esta manera me divido en dos, esto me resulta ideal para proyectar en esa persona todas mis aspiraciones de una imagen idealizada del iluminado, una imagen construida por la cultura también. En esa imagen proyectada van todas mis aspiraciones, esperanzas y carencias, las cuales espero que este iluminado tome y me devuelva lo que necesito. Además de que esto es un gran egoísmo se presta para muchas cosas que ahora vamos a ver.  El Gurú, ya sea falso o verdadero, sabe esto y lo manejará según sea; el falso para aprovecharse del discípulo y el verdadero para hacerlo crecer.

            Sin embargo hay una diferencia, siempre en mi forma de ver el asunto producto de mi vivencia y conocimiento de la vida, entre el gurú falso y el verdadero respecto a la iluminación. El gurú falso intentará marcar la diferencia entre él y tú, necesita marcar la diferencia, necesita que tú te sientas inferior a él, necesita la separatividad y eso es inseguridad. El gurú verdadero no necesita nada de eso.

            Por lo tanto muchos me dirán “pero tanto Buda como Jesús y otros maestros se presentaron como iluminados”, sí, es cierto, pero no usaron eso para marcar la diferencia y  hacer sentir a los discípulos como seres inferiores, todo lo contrario, se pusieron en el mismo nivel que los estudiantes.

            Hay otro problema acá, porque está el “chanta” conciente y está el que se cree iluminado sinceramente pero no lo es, sería un “chanta” inconsciente. El que es concientemente falso ni da para comentarlo porque el buscador verdadero lo descubre fácilmente, pero el que es inconsciente puede llevar a conectarnos con la luz aunque él no sea lo que dice ser. El  problema es el discípulo que establece una relación de dependencia, una relación infantil con alguien que es también infantil. Como conclusión diremos que hay mucha gente ávida de presentarse como gurú, como maestro iluminado, porque hay mucha más gente ávida de sentirse discípulo de un sujeto así.

Un maestro te acepta tal como eres

            Esto es así de simple, un maestro no te juzga ni te condena. No está mirando tus defectos a cada rato y diciendo lo horrible que hueles. Para el gurú verdadero eres un carbón que puede convertirse en diamante. Para el gurú falso eres la posibilidad para la expansión de su importancia personal, eres parte de su carencia.

El gurú verdadero no hace de la iluminación un negocio

            No estoy hablando de un negocio económico necesariamente, sino del negocio psicológico. En este caso la iluminación tiene que ser bien difícil pero casi accesible porque el gurú falso necesita mantenerte cerca de él para seguir alimentándose de ti. Él se presenta como ejemplo de la iluminación pero te la hace bien difícil, entonces crees que es posible porque lo ves a él, pero te la complica para que veas lo difícil que es. Fortalece tu ego estimulando muchos puntos clave: el dolor que sientes pero que puede ser eliminado; el  hecho de que puedes controlar tu camino porque si trabajas entonces lograrás llegar y esto último es alimentar el ego porque no hay un llegar, pero mientras lo creas te quedarás con el gurú falso.

            En cambio el gurú verdadero te dirá que ya eres D´s y que solo tienes que darte cuenta. No te la hará fácil porque te dejará vivir lo que necesites para crecer y no te pondrá normas lo cual es un camino más terrible.

            Con el gurú falso tendrás normas para vivir, conductas que tienes que hacer y que no tienes que hacer. Con el gurú verdadero te quedarás muy solo, completamente solo porque no habrá normas, no habrá reglas, todo surgirá de tu conciencia y eso vendrá de tu voz interior, de tu luz interna.     Es por esto que el gurú falso gana tantos adeptos, te brinda una contención emocional. No es que el gurú verdadero no te contenga, porque sí lo hace, pero es diferente porque lo que quiere es que vueles con tus propias alas.

Un gurú verdadero no recluta gente

            No tiene interés en “tener gente”, por eso los grandes maestros en general no tuvieron tantos discípulos.  El gurú es una fuente que se derrama, una flor que se abre, es el sol que extiende los brazos y da. El gurú falso está buscando captar gente, por eso está todo el tiempo con el negocio de que “tengo algo para ti que puede solucionar tu problema”, crea problemas falsos y presenta soluciones falsas.

Un gurú verdadero no se llena de títulos grandilocuentes

            Esas presentaciones de maestros que son representantes de la venerable logia blanca; de la liga interplanetaria, ministro especial de tal y cual logia, avataras, arcángeles, apóstoles de Cristo, bodhisattvas antiguos, maestros persas y todo eso no deja de ser un gran circo. Una persona que no puede ser un ser humano sencillo y que necesita toda esa parafernalia de presentación es sospecha, por lo menos.      

Reza un aforismo Zen lo siguiente: “Antes de la Iluminación cortar leña y acarrear agua.. Después de la iluminación, cortar leña y acarrear agua.”

Un gurú verdadero no está centrado en sí mismo

            Parece que para mucha gente esto no es obvio y se dejan engañar por personajes que se presentan como la conciencia más alta del planeta, la reencarnación de algún apóstol o del mismo Jesús porque se le parecen las cejas y la nariz. La enseñanza del gurú falso se basa en él mismo, en su permanente auto-engrandecimiento el cual necesita de discípulos contentos que le apoyen, es una relación de esclavitud que mucha gente necesita por un tema emocional, ambos son esclavos, el gurú falso y los discípulos.

            Para un maestro verdadero lo central es la enseñanza y el amor a D´s y a todas las cosas. Es la comunión de todos los seres y el servicio principalmente, la ayuda que entre todos como comunidad podemos brindar a quien la necesita. Miren si el gurú verdadero va a estar haciendo sesiones para aumentar su  importancia personal como hacen la mayoría de los farsantes que conocemos y que pueblan la red.

Un gurú verdadero no fomenta su adoración

            El gurú falso sí, la gente llena de fotos sus dormitorios y sus altares con la imagen de esta persona. Mientras el gurú verdadero te indica que mires dentro, porque allí está D´s. El maestro es solo una ayuda para que encuentres a tu propio maestro.

Un gurú verdadero está interesado en ti

            Un gurú falso no, tú eres un eslabón en su cadena emocional de expansión ególatra. No hay verdadera empatía y conexión con el corazón, algunos ni resisten que los mires fijo a los ojos. Mientras que si miras al gurú verdadero te pierdes en sus ojos y no hay temor de él ni de ti mismo.

Un gurú verdadero es….verdadero
           
            Así de simple, tiene sus cosas también, sus pequeños gustos, cosas humanas que le agradan y que disfruta alegremente. Es espontáneo, libre de ser como es, no sometido a los prejuicios, tiene sus proyectos, vive enamorado de la vida. Un gurú falso es un payaso, está actuando todo el tiempo el personaje de gurú, está pensando que es un gurú. Un gurú verdadero no es un gurú más que para los que lo ven así, él no se piensa en esa función, vive espontáneamente lo que la vida le trae. Se relaciona con muchísima gente que ni sospecha de su iluminación, vive en relación a la gente como su profesión le demande, su rol de amigo, padre, hijo, etc.  

            Cuando Buda alcanzó la Iluminación dijo: “En verdad no obtuve nada”.

            Hay un aforismo Zen muy famoso que dice: “Si encuentras a Buda, mátalo”. Es así que si  encuentras un maestro espiritual mátalo, solo así tendrás una verdadera relación con él. Cuando dejes de verlo de esa manera dividida estarás en comunión con él y con todos los seres. Cuando veas que es D´s quien está viviendo en ambos dejarás de buscar y entonces verás que siempre fue así porque nunca hubo un tiempo.

Daniel Curbelo


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