
Otra acepción de la palabra magia es "mahat", del sánscrito, que refiere a la mente universal, esa mente única en la que todos vivimos. El mago es alguien que está conectado con esa mente universal y sabe de su existencia. En su corazón están todas las respuestas.
Ahora bien, en nuestro ambiente latinoamericano la magia no tiene buenas referencias, se la asocia a lo oscuro, lo macabro, el contacto con los muertos, las famosas macumbas y demás prácticas nefastas. Sin embargo los antiguos colegios de magos exigían en los aspirantes la mayor integridad, ética y pureza de corazón, antes de entregar los secretos del manejo del poder.
La magia es el arte de manejar las energías propias y universales de acuerdo a una intención. Con esta definición podemos decir que todos somos magos. Todos manejamos energía diariamente y lo hacemos de acuerdo a una intención, ya sea consciente o inconsciente.
Es curioso que las primeras personas que reconocieron a Jesús en su nacimiento fueran tres sabios de oriente, en la Biblia la palabra que se usa es "magi", tres magos. No fueron sacerdotes a la cuna de Cristo, no fueron los creyentes de siempre; no fueron los intelectuales que todo lo saben; tampoco fueron los piadosos; ni las gentes de la ley, la moral y las costumbres; sino que fueron tres magos, tres grandes sabios que llevaron ciertos regalos. Y por otro lado fueron los pastores, la gente sencilla del campo que está en contacto con la naturaleza, que está contemplando naturalmente el silencio.
A pesar de todo las iglesias cristianas condenan la magia, pero aceptan que Moisés se trabara en una lucha mágica con los hechiceros del faraón, o que se usaran los Urim y Tumim, dos objetos sagrados que usaban los sacerdotes hebreos antiguos para discernir la voluntad divina a través de la videncia. Todo eso es magia, así como es magia lo que hizo Jesús cuando echó los demonios de los posesos; cuando sanó a los enfermos y cuando caminó sobre el agua. Es magia porque es saber manejar la energía, saber manejar la vida para que esté alineada con el propósito divino.
Quienes critican la magia deberían estudiarla antes, por lo menos para criticar algo que sepan qué es. La magia nos propone ser realmente nosotros mismos y en el fondo todos somos uno en D´s. La magia nos propone vivir en armonía con la naturaleza y cumplir con sus leyes para que haya felicidad en cada uno de nosotros. La práctica de la magia es el arte que ejerce D´s en la persona para manifestarse de manera misteriosa en favor de los demás, para curar, sanar, ayudar, aliviar.
Por supuesto que también existe la oscuridad en todas estas cosas, porque también la energía puede usarse para causar daño y ahí no es D´s quien opera, sino otro aspecto del ser humano que es su lado oscuro, siniestro. Como en todas las cosas hay luz y tinieblas, queda en la conciencia de cada uno discernir qué hacer y cómo hacerlo. En el corazón está la respuesta."
Aleija